Disgusto de bisho

lluna plena

No se exactamente que hora era, pero bien entrada la noche, las 3? Las 4? No lo sé pero así ha sucedido.

Estaba durmiendo y de pronto noto que “algo” pequeñito se acomoda en mi pecho. He despertado de pronto, no asustada, sobresaltada. Y me lo veo allí, acurrucadito intentando no caerse y quedarse a dormir conmigo.

Pero... “bisho”! ¿qué haces aquí? –pregunto muy bajito-

Quiero dormir contigo! –me dice con una vocecita toda suave-

–Pero...

–Anda déjame esta noche. No correré por la cama ni me moveré, estaré quietecito, pero quiero estar contigo.

¿qué ha pasado? –le pregunto susurrando-

Y se encarama hasta la almohada, se recuesta junto a mi oreja y me cuenta:

–Me he escapado de la mochila, no podía dormir. He salido al balcón para ir a ver la luna y... me he espantado!

–¿pero que ha pasado? Que has visto?

–A la luna la han mordido! Está rota!

–¿Cómo que la han mordido?

Ha empezado a hipar con desconsuelo. He tenido que cogerlo y mecerlo entre mis brazos un buen rato hasta que se le ha pasado el hipo.

–Dime que ha pasado ¿porqué dices que está rota la luna?

–Si!, si!, sólo había un trozo! No era redonda como una cara, alguien muy, muy grandote la ha mordido y queda sólo un trozo, parece una tajá de melón. Está con la barriga p’adentro y dos puntas. Está claro que es un mordisco!

Mira, me ha cogido un ataque de risa. ¡y no podía reír! Vaya panorama, el “bisho” hipando en mi cama, en mi cuello, lo tenía pegado escondiendo la cara. Yo intentando aguantarme la risa para que no me oyeran y para que no se enfadara. ¡Es tan susceptible! Es un amor mi “bisho”. He tenido que levantarme sigilosamente, lo he cogido y escondido bajo la camiseta, aguantándolo como podía para que no cayera y he salido al balcón él.

Entendía lo que me decía. La luna está en cuarto creciente y sólo se ve una parte de ella, pequeña, fina, curvada.

Le he explicado todas las fases de la luna, le he dicho que en pocos días será luna llena y que ya se la enseñaré.

¿Y sabes que me ha contestado?

-ESTO YA LO SÉ! Ella me lo ha explicado cuando le he preguntado quien la había mordido.

–Pues si ya sabes lo que pasa ¿por qué te has puesto así?

–PORQUÉ ES TONTA!

–Vaya, ya empezamos otra vez? ¿porqué es tonta?

–Pues... porqué... también... me ha dicho... y se ha puesto a hipar otra vez.

Me ha dado envidia! –dice gritando bajito-

–Pero “bisho” ¿no habíamos quedado que no le tenías envidia? ¿le has dado el recado?

–Si, si le he dado el recado y le he dicho que haga el favor de portarse bien.

–¿Y que te ha contestado?

–Me ha mirado como si yo fuera un bicho raro y toda presumida, LA MUY TONTA!, me ha dicho que siempre cumplía los encargos a la perfección. ¡Y ME LO HA DICHO CON RETINTÍN! Y también me ha dicho que a ella la quieres mas que a mi. Hip, hip, hip…

–¿Eso te ha dicho? Que razón te ha dado?

–Pues me ha explicado una cosa que me ha dejado triste, por eso he venido a dormir contigo.

–¿Quieres explicarme de una vez que es lo que te ha contado?

–Me ha dicho que... snif, que cuando está... snif, “mordida”, como ahora... snif, la utilizas como....¿cómo lo ha dicho? una palabra que no había oído nunca lecho! eso, lecho! que preparas un mullido lecho con nubes de algodón de almohada y un velo de seda y plata como sabana. Y que lo preparas para quererle. Y ella lo tiene preparado y guardado y... snif, snif... Y OS LARGAIS, ALLÍ OS VAIS Y NO ME LLEVAIS! Buaaaa...buaaaa... ¿Ves?

¿Ves como es mala? LO HA DICHO PARA QUE TUVIERA ENVIDIA!

Me ha dejado muda de asombro, no he sabido ni reaccionar. Pobrecito! Él, que había ido con toda su buena fe para advertir a la luna que estuviera dispuesta, conformado por si no podía ser utilizado y va y... se ha llevado un disgusto de muerte.

Lo he cogido con mucho cariño y lo he puesto a mi lado fuertemente abrazado y nos hemos quedado dormidos.

En otra ocasión, buscaré un momento para explicarle detalladamente lo que la luna le ha contado, supongo, inocentemente.